Es el gigante entre los carnívoros de la Península Ibérica
y emblema de nuestros bosques. Ha visto reducido su
hábitat a dos núcleos aislados, a pesar de que en la
Edad Media se distribuía por toda España.
De carácter pacífico y solitario, este nómada del bosque
campea por los robledales, hayedos y escobales en busca
de comida.